Yo quería que gane el carrot cake.
Primer Acto
La semana pasada armé una encuesta en Instagram donde la gente eligió si prefería que cocine carrot cake o pie de limón. No dimensioné el impacto catastrófico de la opción del pie. Es re sencillo, ilusamente pensé. Jamás un ordinario pie de limón le va a ganar a una carrot cake.
Desde el momento en que por escuetos 2% perdió la deliciosa torta de zanahoria hasta ahora, que aún no cociné nada, solo puedo pensar en que no quiero preparar pie de limón.
El pie de limón es todo lo que odio de cocinar cosas dulces; tres recetas en una, técnicas de cocción, punto nieve, merengue italiano, picos suaves; tanta terminología me da ganas de llorar.
¿Hago la versión empalagosa de kermesse, fácil, con mucha leche condensada y base de galletitas? ¿O hago el true pie, con extenuante proceso, más complicado, tan tedioso que probablemente nunca más vuelva a hacer y llore sangre durante todo el proceso?
Siento como cuando era niña e iba al doctor a ponerme una vacuna. Todo el trajín desde casa, la sala de espera, entrar al consultorio, esperar que saque la aguja… La anticipación del dolor siempre era peor que el pinchazo en sí. Ojalá sea igual.
Segundo Acto
Hasta ahora no fui al súper y es la excusa perfecta para seguir acostada con Paw Patrol de fondo, procrastinando como Dios manda, pensando en cualquier cosa menos en cómo encarar este pie de limón.
Tengo tan pocas ganas de cocinar, seguro no va a salir rico, capaz mejor compro nomás un pie de acá a la vuelta y le saco una foto. No quiero cocinar. Ni siquiera me gusta tanto el pie de limón. Puede ser que odie el pie de limón a esta altura.
Ojalá hubiese ganado el maldito carrot cake. Seguramente borre todo esto y escriba sobre lo mucho que me encanta mañana, pero ahora, tengo pesadillas de crema que no se asienta, bordes que se queman, gusto ácido y artificial y base quebradiza.
No quiero cocinar.
No quiero cocinar.
No quiero cocinar.
No quiero cocinar pie de limón.
Tercer Acto
Ok, tampoco es que me vaya a poner a hacer pie de limón una vez a la semana, pero qué satisfactoria la sensación de derrotar a ese gigante intimidante. Tardé menos de lo que pensaba, no hubo grandes destrozos y al primer bocado, toda la incertidumbre se esfumó.
Me siento invencible; quizás aún muy lejos de ser fanática de la pastelería, pero feliz de que se acabó. Y más feliz de escribir estas líneas engullendo sin culpa el pie de limón más rico que hice en mi vida. Bueno, el único. A otra cosa, mariposa.
Pie de limón Imprimir
30 mins
20 mins
50 mins
- Un paquete y medio de galletitas de vainilla
- 70 gr de manteca derretida
- Una lata de leche condensada
- ⅓ de taza de jugo de limón
- Ralladura de un limón
- 150 gr de queso crema
- 4 huevos
- Media taza de azúcar impalpable
- Procesar las galletitas con la manteca derretida hasta que queden un polvo grueso y húmedo. Pueden aplastarse a mano en una bolsa para luego mezclar con la manteca, o con mucho cuidado en la licuadora.
- Precalentar el horno a 180 grados. Colocar la mezcla de galletitas en un molde desmontable. Aplastar bien con las manos para compactar.
- Cocinar la base del pie durante 8 minutos en el horno. Una vez transcurrido ese tiempo, retirar y dejar enfriar un poco.
- Para hacer el relleno, mezclar en la licuadora la leche condensada, jugo y ralladura de limón y queso crema. Una vez que están bien combinados, probar para comprobar el nivel de acidez y dulzura y retocar con más jugo de limón o leche condensada si hace falta.
- Separar las claras de las yemas de huevo. Reservar las claras para el merengue, y añadir las yemas a la licuadora y licuar unos minutos hasta que se integre.
- Colocar el relleno sobre la base de galletitas. Hornear por 15 minutos o hasta que empiecen a salir algunas burbujitas en la superficie.
- Dejar reposar hasta que se enfríe y guardar en la heladera por lo menos una hora antes de colocar el merengue.
- Para hacer el merengue, colocar las claras en un bowl y batir con batidora eléctrica hasta que se hagan espuma. De a cucharas ir agregando el azúcar impalpable y batir a velocidad alta durante 4 minutos o hasta que el merengue se asiente.
- Cuando el pie está completamente frío, desmoldar. Con una espátula colocar el merengue sobre el relleno y quemar son un soplete.
- El pie puede hacerse un día antes, pero es recomendable colocar el merengue en el momento porque puede resbalarse.