Por primera vez desde que tengo smartphone, me tomé cinco días libres de las redes sociales. Eliminé todas las aplicaciones del Iphone y me obligué a hacer una introspección en pos de liberar la ansiedad que me estaba carcomiendo últimamente y de paso, probarme a mí misma que no tengo una adicción irremediable al celular. Decidí llevar un mini diario de emociones diarias, sólo para recordar y sacar conclusiones algún día.
Día 1/5
Productividad cero. Decido que no puedo trabajar hoy. Me escribieron todos mis amigos con los que hace rato no hablaba preocupados a ver cómo estaba. De paso me puse al día. Miré YouTube compulsivamente y jugamos con Awi. No tuve tantas ganas de mirar mi celular en toda la tarde, pero así también comí veinte sandwichitos y medio paquete de Bis. Día uno superado.
Día 2/5
Tuve que romper un chiquitito mi détox y subir una foto por cuestiones laborales, lo que me hizo sentir un poco fracasada. El día fluyó, 50% menos ansiedad que ayer, aunque me encontré desbloqueando y bloqueado mi celular por lo menos unas 30 veces. Extraño mis redes más que nada cuando veo a otra gente inmersa en su mundo virtual. Tengo miedo que pasen los cinco días y no querer volver nunca más. Igual lo que hice no es la gran cosa, son apenas cinco días. No es nada.
Día 3/5
Viernes. Hice tantas cosas interesantes que quería compartir, pero nada, por suerte borré todas las aplicaciones de mi celular. Mucha productividad. Vuelvo a ver las redes como un trabajo y no una extensión de mi ser ni un reflejo de mi vida personal. No sé si volvería a bajar Twitter y Facebook, aunque extraño un montón mi Instagram. Me molesta que en mis grupos hablan de cosas que yo no vi por estar fuera esta semana. Me siento una outsider.
Día 4/5
Quiero compartir todo; lo que vi en YouTube esta mañana, mis plantas enormes, las cookies que rescaté del freezer, el incidente de los brigadeiros de frijoles refritos. Capaz si estaba scrolleando como siempre no hubiese hecho nada de esto. Pensar en todos mis pendientes del lunes me da ese dolorcito al fondo del estómago característico del estrés.
Hoy consumí Pinterest compulsivamente a lo Twitter, aunque por lo menos aprendí manualidades que nunca voy a hacer en vez de leer malas noticias. Creo que no quiero volver más a Twitter, aunque ya no entienda antes que nadie los memes.
Día 5/5
No saqué el celular en todo el día. Muchas ganas de que sea mañana para volver a la vida normal. Igual, será un nuevo normal con más consciencia del tiempo invertido. No voy a volver a responder mensajes las 24 horas del día. No voy a desesperarme por crear contenido. No voy a sentir ansiedad por estar presente ni considerarme relevante o no por datos estadísticos. Creo que hasta que pueda, no voy a volver a bajar Twitter. Voy a vivir más, aprovechar el tiempo libre, y cuando pueda, dejar el celular apagado para existir más en el mundo terrenal. Volvería a hacer este détox mil veces más, pero ahora, quiero ver ya que pasó en el mundo estos días que me tomé para mí misma.
Fin del experimento.
P.D. Estas tapas fueron creadas para maridar con un gin tonic Martin Millers, el gin más premiado mundialmenteen la última década, importado en Paraguay por La Mercantil Guaraní.
Tapas de pepino y frutilla Imprimir
10 mins
- Un pepino
- 12 frutillas
- 50 gr de queso crema
- Un mazo de albahaca
- Un diente de ajo
- 6 nueces mariposa
- Una cuchara de queso rallado
- Jugo de medio limón
- 50 ml de aceite de oliva
- Sal y pimienta
Licuar la albahaca, ajo, nueces, queso, limón, aceite de oliva, sal y pimienta hasta obtener un pesto suave. Agregar más aceite de oliva si hace falta.
Cortar el pepino en rodajas de 2 cm de grosor. Cortar las frutillas en mitades.
Colocar sobre cada pepino una capa de queso crema, dos trozos de frutilla y bañar con el pesto. Salpimentar.
Servir inmediatamente o preparar todos los componentes antes y armar antes de servir.
