Les presento a mi galette de cebollas caramelizadas; una oda al tiempo, la paciencia y a esas cosas mágicas que pasan cuando tenés pocos ingredientes, pero mucho amor que dar.
La palabra galette suena fancy, pretenciosa, pero en realidad es todo lo contrario. Cuando hacés una tarta sin molde, eso, traducido al francés, es una galette. Podés usar masa comprada, porque gracias a la ciencia hoy te vas al super y encontrás masa, pero si podés, descárgate amasando hoy; es más terapéutico de lo que suena.
Las cebollas caramelizadas son otra historia. Cuando no tengo tiempo, le tiro una cucharita de azúcar para apurar la cuestión, pero hoy me desperté temprano, me puse los auriculares y me dediqué a contemplar lo que pasó durante media hora en esa olla de hierro.
La cebolla, de ser dura, lacrimógena, blanca como la nieve, de a poco y despacito se fue ablandando, poniendo tierna, concentró sus azúcares y se puso dulce como la miel. A veces quería perder la paciencia, pero volví a respirar, a revolver, y a dejar que el calor haga lo que sabe hacer.
Armé la galette, llevé al horno y me senté a documentar lo que había pasado; una receta que ayer me hizo llorar de la frustración porque no venía a mi cabeza nublada de rutina y maternidad, hoy es lo mejor que me pasó en el día.
Galette de cebollas caramelizadas Imprimir
30 min
60 min
Una hora y media
- 250 gr de harina 000
- Una cucharita de sal
- Un huevo
- 100 gr de manteca
- 30 ml de agua
- Tres cucharas soperas de manteca
- Dos cucharas soperas de aceite de oliva
- Cinco cebollas medianas
- Una cucharita de tomillo deshidratado o fresco
- Una cucharita de pimienta negra
- 50 ml de whisky
- Tres cucharas de mostaza dijon
- 200 gr de queso gruyere
- Para hacer la masa, combinar la harina y sal en un bol. Hacer un hueco al medio y agregar la manteca y huevo y mezclar con un tenedor o amasador.
- Agregar el agua de a poco y formar la masa intentando manipular lo menos posible con las manos. Una vez formada la masa, que no debe ser seca ni demasiado pegajosa, llevar a la heladera por 30 minutos.
- Mientras tanto, derretir la manteca con el aceite en una olla grande. Agregar las cebollas cortadas en tiras finas y condimentar con tomillo y pimienta.
- Cocinar a fuego bajo, revolviendo cada tanto durante aproximadamente media hora, hasta que reduzca su tamaño a la mitad y queden de color dorado oscuro y textura muy suave.
- Añadir el whisky y dejar reducir 5 minutos más y luego retirar del fuego.
- Estirar la masa con un palo hasta obtener una forma circular del tamaño de una pizza grande. Pintar el centro de la masa dejando un borde con la mostaza y agregar el queso y las cebollas por encima.
- Cerrar los bordes de la galette, pintar con huevo y llevar a horno a 180 grados por aproximadamente 30-40 minutos o hasta que quede bien dorada. Dejar enfriar unos minutos y disfrutar.