La comida cura todos los males; el de amores, de un día difícil, de esa ansiedad sin razón aparente y hasta de la resaca. El alimento hace incluso más que eso; nos conecta con nuestra gente, nuestras tierras y con nuestros antepasados.
Las arepas vienen de la parte de arriba del continente, desde mucho antes de que los países fueran territorios con límites, presidentes y aduanas en cada frontera. Esas líneas ficticias que a veces solo existen en mapas dibujados por conquistadores nos separan de quienes alguna vez fueron hermanos.
A veces pienso qué poderosa sería Latinoamérica si nos hubiésemos juntado todos a hacerle frente a quienes nos sometieron hace más de 600 años.
Mientras tanto, celebro lo que nos une; una pasión por nuestros ingredientes, un orgullo por las comidas que se comparten en la mesa familiar y ese sentimiento que te hace sentir en casa con el primer bocado de ese plato típico que te recuerda al calor de la cocina materna.
Las arepas vendrán de lejos, pero la sensación al comer una logra el mismo efecto; los ojos se cierran, el paladar explota y la pancita de conecta por un milisegundo con el corazón.
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- Dos tazas de harina de maíz blanco
- Dos tazas y media de agua tibia
- Una pizca de sal
- Colocar en un bol grande el agua tibia, la harina y la sal y mezclar (con las manos o con Kitchenaid si tenés) hasta unir. Amasar por dos minutos hasta obtener una masa lisa, suave y sin grumos.
- Dejar reposar tapada por 5 minutos. Volver a mezclar. Con las manos húmedas, la masa no debería pegarse a la mano, pero tampoco ser demasiado seca. Si se pega, agregar una cuchara más de harina.
- Armar pequeñas bolitas del tamaño de una albóndiga grande con las manos y aplastar para que queden un poco gorditas, para poder rellenar fácilmente.
- Calentar aceite en una sartén a fuego bajo. Colocar las arepitas en la sartén y cocinar aproximadamente 9 minutos por lado, hasta que se doren bien y se cocinen por dentro.
- Cortar a la mitad y rellenar con lo que te guste; aguacate, pollo, carne mechada, verduras, huevos; las posibilidades son infinitas.
- Se pueden congelar ya cocinadas por varios meses.
