Siempre escribí sobre comida en mis diarios íntimos. Esta entrada de mi diario escrito con hambre está dedicada (al menos las fotos) a una delicia de maleducada y apropiadora inspiración árabe/libanesa/siria/israelí: una kafta veggie con una ensalada de trigo, locotes y uvas pasas, y una mayonesa que ni el mismo Señor Monte Líbano pudo haber preparado con más amor.
Mis primeros recuerdos escritos fueron plasmados en agendas de oficina que heredaba de los adultos de mi casa, de esas que venían divididas por hora con una agenda telefónica al final, donde el único número que tenía anotado era la línea baja de casa.
A los 8 años mis días se resumían en maratones de Cartoon Network y siempre, siempre lo que había comido. Generalmente el menú variaba entre pan con manteca, alguna milanesa y un ocasional paquete de galletitas Bono. Tengo hasta ahora una agenda de un viaje a Mar del Plata donde básicamente escribí lo que comí durante quince días (helado y alfajores Havanna, principalmente.)
Crecí y con la adolescencia continúe con Pascualinas llenas de secretos, enamoramientos fugaces y peleas con amigas, pero siempre siguió ahí el comentario gastronómico. El doble cuarto de libra que comimos a la salida, el lomito con papas fritas del quince y los 25 (contados) panes felipes que nos bajamos entre dos una noche al de volver de la boite después de una semana de dieta líquida.
Con el fin de esa era, el comienzo de la facultad y mi primer trabajo como redactora, dejé de escribir diarios. De vez en cuando el trabajo me obligaba a escribir algún review gastronómico (me acuerdo que hice una de mis primeras notas sobre el Café de Acá cuando recién se había inaugurado), pero de mi yo de esa época no hay más que fotos y ocasionales cartas a Juanma.
Cambio repentino de profesión y la redacción se redujo a una nota mensual en una revista gastronómica donde también, tras unos años y una metamorfosis en mi alimentación, me quedé sin sinónimos para crocante, minimalista y descontracturado. Comer tantos volcanes de chocolate creo que casi hizo que mi cerebro implote.
Hace un año y poco empecé de vuelta a escribir. Sobre mí y sobre comida. Y todo esto viene a que hace unos días, por primera vez desde que empecé con el blog, me tomé el tiempo de leerme, las setenta y tanto veces que escribí algo sobre lo que cociné. Y a diferencia de la sensación incómoda de verme o escucharme hablar, me gustó leerme.
Es como que me conocí de vuelta un poco. Me hallé (literal y figurativamente) sabiendo que este espacio, más allá de ser una bitácora de recetas, es para siempre un testimonio de esta época que quedaría perdido en un carrete de dos mil fotos de bebés y memes.
Entre paréntesis, este kafta viene con video incluido en mis stories de Instagram. Mientras tanto seguiré escribiendo. Si sos alguno de los que se toman el tiempo de leer hasta acá, gracias mil.
Kafta veggie con ensalada de trigo Imprimir
30 mins
40 mins
1 hora 10 minutos
- Palitos de brochette
- 1 taza de poroto negro cocinado
- 1 cebolla
- 1 diente de ajo
- 1 taza de trigo burgol
- ¾ de taza de arroz integral hervido
- 2 cucharas soperas de sésamo
- ½ taza de semillas de girasol
- 4 cucharas soperas de galleta molida
- 1 cuchara sopera de pimentón picante
- 1 cuchara sopera de ají
- 1 cucharadita de comino
- 1 cuchara sopera sopa de salsa de soja
- 1 mazo perejil
- 1 mazo de menta
- ½ taza de trigo burgol
- ½ locote rojo
- ½ locote amarillo
- ½ locote verde
- Un puñado de uvas pasas
- Aceite de oliva
- ½ limón
- Sal y pimienta
- 1 huevo
- 1 taza de aceite de girasol
- 1 diente de ajo
- 1 cuchara de mostaza
- ½ limón
- Sal y pimienta
- Colocar los palitos de brochette en un recipiente con agua para que no se ennegrezcan en el horno.
- Hidratar el trigo con media taza de agua en un bowl. Dejar reposar. Mientras tanto, cortar los locotes en cuadraditos pequeños.
- En un bowl aparte, mezclar tres cucharadas soperas del trigo ya hidratado con los locotes. Agregar las uvas pasas.
- Condimentar con aceite, limón, sal y pimienta y guardar en la heladera durante por lo menos 30 minutos.
- Mientras tanto, en una procesadora, combinar lo que resta del trigo, ajo, cebolla, semillas, porotos, arroz, galleta molida, pimentón, ají, comino, salsa de soja y sal. No procesar de manera continua, si no ir pulsando hasta que los ingredientes se unan pero la textura no sea demasiado pastosa.
- Una vez integrados, picar la menta y el perejil bien finos y agregar masajeando con las manos.
- Tomar un palito de brochette y formar pequeñas croquetas no muy gruesas en cada uno. Aceitar una placa para horno y cocinar por 40 minutos, dando vuelta a la mitad del tiempo.
- Mientras las kaftas se cocinan, hacer la mayonesa. En un recipiente alto, romper el huevo (a temperatura ambiente) e introducir el mixer. De a poquito agregar el aceite lentamente hasta que emulsione.
- Luego añadir el ajo entero, limón, mostaza, sal y pimienta. Puede conservarse 24 horas en la heladera.
- Servir los kaftas en pan árabe con la ensalada de trigo y un toque de mayonesa.
