Tortillitas de puré de papas

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Tu perro delmer. Pelada.

Quizás no tiene su propia cuenta en Instagram como el frenchie que llegó con la panza inflada llena de parásitos, se cambia de ropa dos veces por día como el beagle que vino atrapado y dopado en una jaula desde Argentina ni se pasea por los cafés como el chihuahua cuya madre perdió todos los dientes descalcificada por ser obligada a parir tantas veces.

Pero es un animal feliz, no un commodity.

Comprar un perro es el narcisismo en su máximo esplendor. Es ignorar la dignidad del animal, ponerle un precio al sufrimiento con tal de llenar el ego. La familia no se compra. Una vida no puede tener precio. Por más pedigree que tenga.

Yo también compré perros alguna vez. No soy una santa por adoptar un perro. Pero no puedo más ver las condiciones infrahumanas en las que viven estos animales con tal de que una boluda alegre pueda pasearle a su nuevo accesorio de moda.

No importa que vos le compres de un lugar donde le cuidan.

No importa si vos necesitas un pomeranian.

Tantas veces se ven perritos ancianos, de lujosas razas, abandonados a su suerte, porque claro, ¿quién quiere cuidar al abuelito que ya no sirve para la foto? Demasiado caro el tratamiento, la comida, demasiado cuidado ya era. Pero bien que cuando era cachorro, mirá el perro que compré. Tengo 2.000 dólares para gastar en un perro.

2.000 fucking dólares.

Y después se hacen llamar amantes de los animales. Lo que aman es el status, la idea alrededor de un perro de raza, que seguro es producto del cruce entre hermanos, muertos de hambre, que viven una vida horrible confinados a una caja sucia llena de heces y orina.

Maní viene de una casita a orillas del río. Su mamá era una perrita que se preñó en un descuido y buscaba un hogar donde le pudiesen dar todo. Fuimos en auto hasta allá, nos encontramos con Gaby quien nos pidió por favor que le mandemos fotos cada tanto, porque Maní no era un producto, era la hijita de su perrita adorada.

Con todo el desastre que arma, vino a cambiar nuestras vidas.

Nosotros de seguro cambiamos la suya.

No compres más perros, por fi.

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Tiempo de preparación
10 mins
Tiempo de cocción
30 mins
Tiempo total
40 mins
Precio: $
Dificultad: Facilísimo
Porciones: 24 tortillitas pequeñas
Ingredientes:
  • Dos tazas de puré instantáneo preparado
  • Media taza de queso rallado (yo usé sardo)
  • Una cucharita de sal
  • Un huevo
  • Medio mazo de cebollita
  • Medio mazo de perejil
  • 8 cucharas soperas de harina común
  • Aceite para freir
¿Qué hago?
  1. Preparar el puré según las instrucciones del paquete. Separar la porción indicada en la receta en un bol aparte.
  2. Agregar el huevo, queso, cebollita y perejil y mezclar bien hasta integrar. Por último, agregar de a poco la harina y batir para evitar que se formen grumos.
  3. Calentar aceite en una sartén y freír las tortillitas hasta que queden doradas y crujientes. La receta puede ajustarse agregando más harina si se deshacen, o agregando más leche si quedan demasiado gruesas.
  4. Servir con una rica sopa. También puede prepararse con puré de papas tradicional

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