Cuando Tuna llegó, un pomponcito de algodón blanco que entraba en una mano, le recibí con duda. ¿Otro animal más? En aquel entonces éramos cuatro; Mojito, Mimo, Juan y yo. No sabía si estaba lista para tener un gato. De pronto, fueron cuatro gatos. Y un bebé. Y no sé cómo, pero estuve lista para esa familia de zoológico.
Tuna se cruzó en el camino de una ida a almorzar de Juan, aplastada por ocho cuerpitos en una canasta llena de gatitos blancos que una nenita atajaba en la vereda frente a su casa. Juan metió la mano hasta al fondo, le agarró y sin preguntarme, vinieron a casa. Mimo le recibió con gruñidos y pura desconfianza. A los pocos meses, dormían cucharita.
Uno nunca está listo para despedirse. Cuando recibí esa horrible llamada el jueves de noche, jamás me hubiese esperado ese final tan brusco y repentino. Aunque pensando en frío, después de la lenta y dolorosa enfermedad que se llevó de a poco a Mojito, encontrarle a Tuna sin vida, de un momento a otro, quizás hasta fue más fácil.
Le acaricié la cabecita, le dije que le amaba para siempre, y le dejé ir. No sé adónde, pero espero que a un lugar hermoso donde Mojito le recibió moviendo la cola.
Todavía le busco cuando abro un yogur y cada vez que miro la mesa que mandé a hacer especialmente para que se siente a comer en su lugar preferido. Probablemente siempre le busque. Ocho años después, lo único que hago es buscarle.
Voy a extrañar sus masajes, sus mordidas a traición y su sexto sentido que olfateaba yogur a 200 metros de distancia. Pero nada me va a faltar más que su compañía. Cuando ella sentía que estabas mal, se acercaba y se acostaba cerca; era su forma de abrazar, de recordarte que no estabas solo en este mundo.
Hasta ahora me pongo una remera y encuentro sus pelos. Ya moví su silla favorita de lugar para no ponerme triste cada vez que subo la escalera. Y no estoy bien, pero no queda otra que ponerme bien. Y recordarle por siempre. La loca del yogur. La que siempre estaba ahí merodeando cerca de la cocina. Mi querida gatita pompón.
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- Cuatro rodajas de pan de sandwich
- Una lata de atún
- Media cebolla morada
- Medio mazo de perejil
- Tres cucharas de mayonesa Natura
- Una cuchara de mostaza
- Una cuchara de salsa de soja
- Una taza de queso muzarella desmenuzado o rallado
- Sal y pimienta
- Mezclar todos los ingredientes en un bol.
- Colocar sobre el pan y armar el sándwich.
- Cocinar en la sartén con un chorrito de aceite de oliva (o si querés hacer el mejor sándwich de la historia, una cuchara de manteca).
- Dar la vuelta cuando se dore. Dorar del otro lado y tapar dos minutos para que se derrita bien el queso.