Hace meses que tengo anotado en el bloc de notas del celular dos palabras: Huevos rancheros. La fórmula es simple; salsa de tomate casera, tiernos porotos negros, huevos estrellados y la frescura picosa del cilantro y aguacate. Lo mejor, pocos platos sucios y montañas padrísimas de sabor.
Por el día del trabajador tenía que escribir sobre la labor peor remunerada, tan mal pagada que no podemos siquiera relacionarla con un sueldo, aguinaldo ni vacaciones… Un trabajo gratis, no reconocido, no valedero. Un trabajo que todavía se asume que le toca a la mujer por el simple hecho de ser mujer: “Ser mamá y ocuparse de las cosas de la casa nomás”.
Nomás.
Cuidar niños es trabajo. Pensar qué van a comer y cocinar es trabajo. Llevarlos al doctor, bancarse dos horas de Baby Shark, intentar mantener algún tipo de orden en la casa es trabajo. Pocas cosas me enervan tanto como cuando escucho a alguien decir que su pareja se quedó “de niñero” o que no es mal tipo porque “ayuda” con las labores hogareñas.
¿Por qué cuando el hombre lo hace es ayudar, pero cuando la mujer lo hace se asume que es lo que le toca? ¿Acaso nosotras no producimos afuera también? ¿Acaso ya no hicimos el dificilísimo trabajo de embarazarnos y dar a luz? ¿Es exclusivamente cosa de mujeres criar y cuidar el nido? ¿Acaso un hombre es menos hombre por ocuparse de su propia casa?
Hasta que todos hagan su parte, contribuyan y se preocupen en la misma dimensión no encontraremos nunca la igualdad. Hasta ese entonces las mujeres seguiremos siendo ciudadanas de segunda clase. Que limpiamos y criamos niños nomás.
En este mes de la madre y del día del trabajador, tomémonos el tiempo para reflexionar sobre qué podemos cambiar en nuestras casas. Y quizás regalemos a mamá lo único que no puede comprar: tiempo. Tiempo para ella misma, para no cocinar, no limpiar, no cuidar de nadie ni pensar en nadie más que en sí misma. Todo lo demás tiene precio.
Pero sobre todo, cambiemos las actitudes machistas que nos siguen manteniendo a las mujeres en desventaja en el mundo laboral y obligadas a poner nuestros sueños en último lugar. Hagámonos realmente cargo todos de nuestras casas, nuestros hijos. Eso sí que es un regalón.
Huevos rancheros Imprimir
5 mins
20 mins
25 mins
- Una cuchara sopera de aceite de oliva
- Una cebolla
- Un diente de ajo
- Un locote rojo
- Dos tomates medianos
- Una cucharita de pimentón
- Una cucharita de comino
- Una cucharita de ají
- Una pizca de orégano
- Una hoja de laurel
- Una cuchara sopera de extracto de tomate
- Media lata de porotos negros
- Dos huevos
- Medio aguacate
- Medio limón
- Un mazo de cilantro
- Calentar el aceite en un wok u olla de hierro. Picar bien fino el ajo, cebolla y locote.
- Agregar la cebolla al wok primero. Condimentar con sal, pimentón, comino, ají, orégano y laurel. Una vez que empiece a ablandarse, agregar el ajo y el locote.
- Cocinar revolviendo constantemente por 3 minutos, hasta que las verduras empiecen a tostarse. Agregar el tomate cortado en pedazos pequeños y el extracto de tomate. Revolver.
- Cocinar por 8 minutos hasta que no queden pedazos grandes de tomate. Añadir los porotos negros y cocinar por unos minutos más.
- Hacer un hueco en el medio de la salsa y romper un huevo adentro. Cocinar durante 6 minutos o hasta que la clara se haya cocinado casi por completo.
- Retirar del fuego. Servir inmediatamente con aguacate cortado, cilantro y un poco más de ají molido. Acompañar con nachos o pan tostado.