Si hace cinco años me decían que tendría un blog donde compartiría una receta de polenta me hubiese reído en sus caras. Viniendo de un hogar de extrema malcriadez maternal, cada vez que a mi mamá se le ocurría hacer polenta en casa, a mí me esperaba a mí un delicioso arroz frito con ajo para acompañar el picadillo, la salsa o lo que acompañase el menú ese día.
La polenta y yo nunca nos quisimos ni en figurita. No sé si era la textura granulada de este tradicional puré que no es puré, su aroma y sabor a harina de maíz, o dónde exactamente radicaba mi profundo disgusto culinario.
Sólo después de que pasasen décadas, como viejos enemigos que ya no recuerdan el porqué de su animosidad, volvimos a darnos una oportunidad de conocernos. Rápidamente me di cuenta de que mi infancia y adolescencia fueron desperdiciadas con un odio injustificado a un comodín de almuerzo de entrecasa. Y así, en un día inesperado, la polenta se ganó mi corazón. Y bien ganado.
Con los años, muchas otras cosas que antes me parecían incomibles fueron agregándose a mi menú diario. Hoy puedo decir que casi, casi no hay comida que no me guste. Bueno, todavía no me llevo de maravillas con el mamón y admito no ser la fan número uno de los rábanos crudos, pero así también alguna vez tuve mis percances con las aceitunas, el queso azul y hasta las berenjenas.
¿Estaré madurando, Señor?
Una vez leí en algún lado que para decir que algo realmente “no nos gusta” tenemos que probarlo por lo menos cinco veces, porque hay sabores que se adquieren, se aprenden, se asimilan sólo probando y volviendo a probar.
Si no te gusta la polenta, ¡ésta es tu prueba 1/5 para que te encante!
Polenta con berenjenas y salsa de tomates Imprimir
20 mins
45 mins
1 hr 5 mins
- 200 gramos de harina de maíz
- ½ cebolla
- 1 cucharita de manteca
- 150 ml. de leche
- 150 gramos de Queso Paraguay
- 1 cuchara sopera de queso crema
- 1 berenjena mediana
- 1 cuchara de aceite de oliva
- 1 diente de ajo
- Sal y pimienta
- 1 cebolla
- 1 diente de ajo
- ½ locote rojo
- 1 zanahoria
- Ají molido
- 2 hojitas de laurel
- 8 hojas de albahaca
- 2 cucharas soperas de aceite de oliva
- 100 ml. de agua o caldo
- Primero, lavar y cortar las berenjenas en láminas de 2 cm. de grosor. Agregar un puñado de sal y dejar reposar por lo menos 5 minutos así liberan el sabor amargo. Enjuagar y secar bien.
- Para la polenta, cortar en cubos pequeños la cebolla y cocinar por tres minutos con manteca y sal hasta que empiecen a dorarse. Agregar la leche hasta que empiece a hervir. Luego, de a poco sumar la harina de maíz sin dejar de revolver hasta lograr una contextura cremosa.
- Una vez que la polenta comienza a burbujear, añadir el queso crema y el queso cortado en dados. Cocinar sin dejar de revolver por 5 minutos.
- Apagar el fuego y dejar reposar. Si la textura quedó muy solida, agregar de a 50 ml. más leche hasta lograr una polenta cremosa.
- Para la salsa, calentar aceite en una olla pequeña. Saltear la cebolla, el ajo, locote y zanahoria cortados en cubos pequeños con ají, sal, pimienta y laurel durante 10 minutos.
- Cortar los tomares en cubos. Agregar a la mezcla y cocinar durante 5 minutos. Añadir agua y dejar hervir por lo menos 30 minutos o hasta que las verduras estén tiernas.
- Apagar el fuego. Cortar en tiras finas la albahaca y mezclar con la salsa para perfumar.
- Por último, cortar las berenjenas en tiras. En una sartén con aceite bien caliente, añadir el ajo y las berenjenas y cocinar por 8 minutos cada lado hasta que queden bien doradas.
- Montar el plato con un buen cucharón de polenta, salsa y un poco de las berenjenas.