Cuando me casé hace lo que pareciesen veinte años y a la vez sólo seis meses, ansiaba terriblemente el momento de elegir los regalos. Recién entendí al terminar de escribir este post por qué el cocinar esta delicada y crocante focaccia con uvas me recordó ese revelador momento.
Era una niña de 23 años con una sola misión, jugar a la casita pudiendo elegir todas las cosas que siempre soñé tener cuando sea grande. Después aprendí que la tía abuela te termina regalando cualquier cosa menos lo que elegiste, pero bueno, eso es otra historia.
No es secreto que a las viejas señoras paquetonas todavía les gusta regalar del negocio retro que nos daba la hora exacta en los 90s. Reacia de encontrar alguna cosa medianamente moderna en su avejentado local, entro y soy atendida por una septagenaria vendedora, quien probablemente estaba trabajando allí desde que abrió el local cuando Palma todavía no estaba asfaltada.
Perdida entre juegos de té de porcelana china y esos platos azules daneses con chirimbolos, no podía imaginar en qué situación de la vida tendría un invitado tan importante para servir con semejante lujo y pomposidad. Finalmente yo solo quería unas manijas para birra y platos decentes para almorzar.
Mi frustración por no encontrar una sola cosa sin dorado ni flores rococó terminó desembocando en que la amable vendedora, Mercedes, con voz de abuelita dulce, me proponga elegir ella nomás los regalos. Total, podían cambiarse después.
“Estas copas de cristal puede llevar para cuando tenga algún evento importante” me dijo con absoluta firmeza. Seis años después, todas y cada una de esas copas checas terminaron hechas trizas por las torpes manos de mis amigos borrachos. El resto de esos elegantísimos regalos sigue juntando polvo en caja en el depósito.
No pierdo la esperanza de que alguna vez llegue ese gran invitado de honor para dignarlo con esta receta mientras hablamos de los últimos resultados del cricket y lo grande que está la infanta Leonor. Cualquier duque se sentiría de lo más mimado probando esta focaccia liviana de sabor ahumado y dulzón.
Mientras tanto, para darle un halo glamoroso a la cena de fin de año, aunque comamos en platos de plástico brindando con un vino de poca monta, celebremos el final de este largo 2017 con clase, lujo y distinción a nuestra manera. Como diría mi buena amiga y artista Regina Rivas, pobre pero chuchi.
La inspiración de la receta está acá.
Focaccia con brie y uvas asadas Imprimir
1 hora 45 mins
20 mins
2 horas
- 400 gramos de harina 000
- 30 grs de levadura
- 1 cucharita de azúcar
- 250 ml de agua tibia
- 1 cucharita de sal
- 1 cucharita de ajo en polvo
- 1 cuchara sopera de aceite de oliva
- 100 gramos de uvas verdes
- 100 gramos de uvas rosadas
- 100 gramos de uvas moradas
- Tres cucharadas soperas de aceite de oliva
- 2 cucharadas soperas de miel de abeja
- Una ramita de romero
- Sal gruesa (preferentemente rosa) y pimienta
- 350 gramos de queso brie
- Mezclar el aceite de oliva con la miel de abeja. Cortar las uvas en mitades y dejar macerando en la mezcla, espolvoreando sal y pimienta.
- En una taza, combinar la levadura y el azúcar. Agregar un poquito de agua tibia, mezclar bien y dejar reposar unos minutos hasta que se forme espuma.
- Colocar la harina en forma de corona en un recipiente grande. Agregar la mezcla de levadura y la cucharada de aceite de oliva en el hueco del medio de la harina. Mezclar usando las manos mientras de a poco se añade el agua hasta obtener una masa suave.
- Amasar hasta integrar bien la masa, la cual será un poco más pegajosa que la masa normal de pizza. Formar una bola, tapar con un trapo y dejar levar durante una hora en un lugar sin mucho viento (dentro del horno apagado es ideal).
- Con las manos aceitadas, dividir la masa en 2. Estirar la masa con las manos sobre una placa para horno aceitada. Hacer pequeños agujeros con los dedos (sin perforar la masa) en toda la superficie de la focaccia. Dejar reposar nuevamente por media hora.
- Precalentar el horno a 200 grados. Pincelar la masa de focaccia con aceite de oliva. Colocar el queso brie encima cortado bien fino. Añadir las uvas y el romero en ramitas.
- Cocinar en el horno por 20 minutos o hasta que la masa empiece a dorarse y el queso se haya derretido del todo. Servir tibio.
