Viandas tristes. Dietas monótonas. Sopas aguachentas. Ensaladas de lechuga cortadita que me dejan en un mar de lágrimas. Nada que esta granola salada no pueda remediar.
Todos conocemos la granola clásica que se vende en el súper que se come con yogurt y frutas. Esa granola que siempre nos dijeron que era lo más saludable del mundo, hasta que leímos la etiqueta y nos dimos cuenta que la cantidad de azúcar y calorías en 100 míseros gramos equivalen a bajarse una linda dosis de Oreos. Y entre granola y Oreos, la elección es simple. Aunque si fuesen galletitas Toddy sí sería un verdadero knockout.
No soy nutricionista, pero sí soy una persona a la que no le gusta que le mientan. No me pongas la palabra diet con un dibujo de un árbol y la palabra Vida en verde agua. Si sos engordante, decíme y te como con ganas, pero basta de esta doble vida.
Recuerdo mis almuerzos del colegio, empaquetados con todo el amor maternal del mundo en un tupper que se perdía cada 15 días. Cada mediodía con el sonar de la campana me esperaba un espectacularmente nostálgico sándwich de atún acompañado de una barrita de cereal y un juguito Ades.
Mirando atrás, bien pudiese haber sido un sándwich de atún con dos bombones y una coca. Mismo resultado, muchísimo más rico. Cero mentiras.
Creo que por ese trauma escolar me enervan profundamente las galletitas de avena empaquetadas; grandes lobas disfrazadas de ovejas, con su packaging tan eco, tan fit, tan light pero llenas de porquería en todos sus formatos.
A ver, repitan conmigo. El jugo en caja es agua con azúcar. El jugo en caja es agua con azúcar.
Estoy harta. De la vitamina C agregada, de los niños jugando en el parque y la pelotuda frente al espejo midiéndose la cintura.
Lo lindo de esta granola DIY es saber exactamente cada uno de los increíbles ingredientes que la componen. Sin mentiras ni promesas de felicidad empaquetada. Y sobre todo, imposiblemente deliciosa.
Fin del descargo.
P.D. ¡No te pierdas el video del paso a paso en mis historias destacadas del Instagram!
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10 mins
15 mins
25 mins
- 3 tazas de avena tradicional
- 1 taza de semillas de girasol
- ½ taza de almendras cortadas
- 2 cucharadas soperas de semillas de sésamo
- 2 cucharadas soperas de semillas de lino
- 15 grs (un paquete pequeño) de ajo deshidratado
- 2 cucharas soperas de ají molido
- 2 cucharas soperas de pimentón
- 1 cucharita de azúcar blanca
- 2 cucharas soperas de provenzal (puede ser orégano)
- 40 g (un paquete pequeño) de queso rallado
- Sal marina o gruesa (a bulto)
- Un huevo
- 2 cucharas soperas de aceite de oliva
- Spray antiadherente
- Opcional: Uvas pasas rubias
- Precalentar el horno a temperatura baja.
- En un bowl grande mezclar bien la avena, semillas, almendras, ajo, ají, pimentón, azúcar, provenzal, sal y queso rallado.
- Batir un huevo hasta que esté apenas espumoso y sin grumos.
- Agregar a la mezcla junto con el aceite de oliva, mezclando durante unos minutos.
- Rociar una asadera (o dos) con spray antiadherente. Llenar de granola cada asadera y esparcir con una espátula.
- Cocinar al horno durante cinco minutos. Retirar del horno. Volver a mezclar con espátula.
- Meter de nuevo al horno cinco minutos. Volver a mezclar y si aún no está lo suficientemente tostada, cocinar unos últimos cinco minutos. Cuidar que no se queme porque en un descuido puede volverse amarga si se pasa de cocción.
- Agregar uvas pasas y dejar enfriar por completo.
- Guardar en frascos esterilizados en un lugar seco y a la sombra. Disfrutar con sopas, ensaladas, pizzas, sándwiches o como un decadente snack.