Recuerdo la primera vez que probé ramen como si fuera ayer. De viaje en familia por Brasil, yo me pasaba los días extasiada por el milho quente, los churros rebosando de dulce de leche hirviendo y las idas al súper donde cremosos yogures y pan francés calentito llenaban el carrito de las compras de mi mamá. Así un día, llamada por un colorido packaging de Turma da Monica, terminó un paquete de fideos en el carro, y de ahí, directo a mi corazón.
Corría el comienzo del nuevo milenio. Aquella versión de ramen, probablemente de sabor galinha caipira (si alguien me dice qué significa esto por favor) no era más que un bloque de fideo hervido en agua condimentado con un polvo de sabor explosivamente salado. Era tan fácil de preparar, novedoso y delicioso que probé todos los sabores de la góndola y durante los 15 días de vacaciones en Caiobá cené todos los días lo mismo.
Ya de vuelta en Asunción, no se conseguía en los supermercados este bloque mágico de fideo con sabor a niñez y aventuras y agua salada. ¿Qué sería de mí sin mi nueva comida favorita?
Con el paso de los años, le terminé perdiendo el gusto y hasta que redescubrí la comida oriental, no volví a comer demasiado ramen. Crecí. Mi comida favorita dejó de ser cereales con leche, luego pasó de ser ñoquis a arroz kesu y aquel ramen glorioso quedó como un recuerdo a medio recordar de unas vacaciones en familia sin cámara digital y mucho menos celular.
Estas vacaciones también se volvieron menos recurrentes con los años. Cada uno con su vida, sus cosas, sus tiempos. Tantas veces uno da por sentado esos momentos que mientras se viven parecen intrascendentes pero marcan nuestra historia familiar y personal para siempre.
Hoy, cuando no tengo tiempo ni ganas de cocinar, generalmente si me quedo sola de noche, caliento un poco de este caldo, le tiro los fideos ramen, un huevo que se cocine directo en la olla y un poco de cebollita y listo.
Por un par de segundos, vuelvo atrás a esa parte de mi infancia que no quedó registrada en fotos, de la que solo quedan aromas y sensaciones en el fondo de la panza.
Sopa ramen con huevos shoyu Imprimir
30 mins
60 mins
Una hora 30 mins
- Una cebolla
- Un diente de ajo
- Un pedacito de jengibre
- ½ locote rojo
- ½ locote verde
- Una zanahoria mediana
- Una cuchara de ají molido
- Una cuchara de pimentón
- Una cuchara de aceite de girasol
- Una cucharita de aceite de sésamo
- Una cuchara sopera de salsa de soja
- Una cuchara sopera de miso
- ¼ de repollo morado
- Un litro y medio de agua
- 2 huevos
- 150 ml de salsa de soja
- 50 ml de agua
- Una cuchara sopera de azúcar
- Una cuchara sopera de vinagre de arroz
- 1 paquete de fideos ramen
- ½ naruto
- Cebollita de hoja a gusto
- Semillas de sésamo
- Ají picante (opcional)
- Poner a calentar a fuego alto una olla de agua caliente. Cuando empiece a hervir, bajar el fuego y con mucho cuidado agregar los huevos. Bajar el fuego al mínimo y calcular 6 minutos de cocción. Controlar el tiempo exacto garantiza unos huevos firmes pero con la yema blandita y deliciosa.
- Preparar un bowl con agua helada y hielo. Retirar los huevos del agua caliente y poner a enfríar en el bowl hasta que estén a temperatura ambiente.
- En otro bowl, mezclar la salsa de soja con el azúcar y el vinagre de arroz. Pelar los huevos y dejarlos sumergidos en la salsa de soja entre 3 y 12 horas. Mientras más tiempo pase, más absorberán el gusto. No pasarse de 12 horas porque quedarán muy salados.
- Para el caldo, calentar el aceite de girasol y sésamo en una olla grande. Cortar la cebolla en tiras finas y cocinar hasta que empiece a dorarse. Agregar el ajo y el jengibre.
- Cortar los locotes en tiras. Condimentar con sal, pimentón, ají molido y salsa de soja y dejar cocinar con el resto de las verduras.
- Añadir la zanahoria también cortada en tiras finas para que no tarde demasiado en cocinarse. Agregar el agua y dejar hirviendo durante media hora.
- Una vez que se hayan ablandado las zanahorias, agregar el fideo, el naruto y el repollo picado bien fino al caldo. Cocinar durante tres minutos y apagar el fuego.
- Retirar los huevos de la salsa de soja y cortar con sumo cuidado a la mitad.
- Servir la sopa ramen con los huevos acompañada de abundante cebollita de hoja, semillas de sésamo y trocitos de ají para un toque picante.
