Una vez, hace mucho, mucho tiempo, quise tener una marca de kétchup. Con un nombre original, etiqueta ilustrada por mí, receta archi-secreta, que se venda en los supermercados y me catapulte al estrellato de las salsas. Probé la receta, dibujé los bocetos, le puse un nombre y ahí quedó. Hoy quiero reivindicar ese kétchup de los dioses compartiéndolo con el mundo y logrando su real cometido, su destino manifiesto; hacer feliz a todo el que lo pruebe.
Los sueños hacen metamorfosis en el tiempo. Cuando empecé a escribir este blog no sabía lo que estaba buscando, sólo buscaba llenar un vacío existencial que me carcomía por dentro. Como grandes metas tenía que algún día me regalen la batidora de mis sueños y algún vale de súper. Quizás por eso este espacio me llenó de satisfacción desde siempre. Porque nunca se trató del dinero; siempre fue un hobby aparte del trabajo.
Hoy, casi tres años después, una interrogante empieza a hincarme la espalda.
¿Será que tengo que soltar el vestuario y animarme a hacer el blog full-time? Me cuesta hasta escribir esto, porque siento que por fin le agarré la mano al trabajo audiovisual; ya no me estreso al punto de las lágrimas, conozco de memoria el proceso, el ambiente, los clientes y la presión.
Quizás esa comodidad es la que me incomoda, la que me empuja a querer tirarme al vacío.
No sé qué hacer, pero sí sé que quiero dedicarle más tiempo al blog. Más talleres, más contenido, más libros, más productos, más cocinar en vivo, más todo. Quiero que el día tenga más horas. Pero, sobre todo, quiero cambiar algo en el mundo, si es que puedo.
Pero querer no es poder. Hacer y hacer y hacer, y tener mucha suerte es, a veces, y en el mejor de los casos, dependiendo de tus privilegios, poder.
El 2020 va a ser mi año. He dicho.
P.D: La máquina para hacer las papas se consigue en Plaza Hogar. Porfi prueben el ketchup. Juro que no hay vuelta atrás después.
Papas espiral con kétchup casero Imprimir
20 mins
60 mins
Una hora 20 mins
- Cuatro papas medianas
- Cuatro cucharas de aceite de oliva
- Sal y pimienta
- Perejil para decorar
- Dos cucharas soperas de aceite de oliva
- Una cebolla
- Un diente de ajo
- Una hoja de laurel
- Una cuchara sopera de miel negra
- Dos cucharas soperas de azúcar morena
- Una cucharita de sal
- Una cucharita de canela
- Una cucharita de pimentón dulce
- Una cucharita de pimentón picante
- Una pizca de pimienta cayena
- Una cuchara sopera de vinagre de vino
- Cuatro tomates medianos bien maduros
- Para las papas, precalentar el horno a 180 grados y lavarlas bien sin sacar la cáscara.
- Introducir un palito de brochette al medio de cada papa. Colocarlas una a una en la máquina espirilizadora y dar vuelta hasta procesar. Estirar con los dedos hasta separar las láminas de papa.
- Condimentar con aceite de oliva, sal y pimienta y cocinar en el horno por 25 minutos, o hasta que queden doradas y crocantes.
- Para el kétchup, picar la cebolla y el ajo bien finos. En una olla, calentar el aceite de oliva e introducir la cebolla y ajo.
- Agregar laurel, azúcar, pimentón, canela, pimienta, sal y cocinar hasta que se reduzca y tenga una consistencia de mermelada.
- Agregar el vinagre de vino y dejar que se cocine unos minutos hasta que se haya reducido del todo.
- Por último, agregar los tomates picados y cocinar por lo menos 30 minutos a fuego bajo hasta obtener una consistencia de salsa. Probar y rectificar el sabor si hace falta.
- Licuar la salsa y luego colarla para evitar que tenga grumos.
- Se pone más rica al día siguiente. Guardar en la heladera hasta 10 días.
