Tranqui, no es que me haya convertido en una gran pastelera. De verdad el tiramisú es uno de los postres más fáciles que cociné en mis cortos, pero intensos años de repostera hogareña.
Cuando empecé el blog, incluí una sección de postres para cumplir. No podía tener una web de recetas sin dulces, pero nunca me emocionó el universo de la harina, manteca y azúcar. Mirando el camino recorrido, la lista de postres que me animé a cocinar es kilométrica. Mis habilidades reposteras mejoraron. Hasta parece que valió la pena salir de la zona de confort de lo salado.
Siempre le tuve tanto respeto al tiramisú que ni siquiera me animaba a pedir de postre cuando salía a comer. Mirá si no me gustaba, pero era tiramisú, un postre clásico, me tenía que gustar. Hoy lo aprecio por lo que es, un dulce lleno de sutilezas y recatado placer. No es una chocotorta con seis kilos de dulce de leche y Nutella por encima. Es refinado, suave, cremoso, luce inalcanzable, pero sabe a amor que no se puede poner en palabras. Y es facilísimo de hacer.
Como todas las grandes recetas, sus orígenes exactos son inciertos, pero por supuesto, un hombre blanco de un restaurant famoso clama su autoría.
Pongo mi mano en el fuego que la receta real viene de las manos de una nonna, viejita y con carácter, que tuvo que ingeniárselas para preparar un postre rápido para sus veinticinco nietos que venían a almorzar un domingo. Pero, claro, una vez más fue un hombre quien inventó este clásico postre.
Las mujeres somos las jefas de la cocina, pero ojo, sólo de la cocina mundana concebida como quehacer doméstico. Una vez que salimos fuera, mejor dejemos a los hombres que dirijan la cuestión. Cuando hay que “saber mandar” las mujeres somos muy emocionales o histéricas, pero para alimentar a la familia, se piensa siempre en nosotras.
Disculpen mi francés, pero qué mierda.
¿Será que cuando Awi sea grande va a tener que ser subordinada de un hombre solo por ser mujer? ¿Será que va a seguir ganando menos? ¿Será que le van a preguntar en una entrevista de trabajo si tiene novio o planea tener hijos?
Este tiramisú me enseñó dos cosas: no importa que tan complicado se vea de lejos, a veces hace falta acercarse para ver que las cosas son más simples de lo que uno imaginaba. Y que el patriarcado se va a caer. No sé cómo ni cuándo. Pero algún día.
P.D. Este post es parte de una colaboración con licor Amarula, importado en Paraguay por La Mercantil Guaraní.
Tiramisu Imprimir
10 mins
10 mins
- Una taza de crema de leche
- ⅓ de taza de azúcar impalpable
- Una taza de queso mascarpone
- ⅓ taza de licor Amarula
- Una taza de café negro
- 150 grs de galletitas de vainilla
- 100 grs. de chocolate amargo
- Batir la crema con el azúcar impalpable con una batidora eléctrica o a mano hasta que se formen picos suaves. Es más fácil trabajar si la crema está bien fría, solo recordar no batir demasiado.
- En otro bowl combinar el queso mascarpone con el licor hasta que se integren del todo.
- Con movimientos suaves y envolventes, integrar la crema al queso mascarpone. No mezclar demasiado para evitar que pierda aire.
- Preparar el recipiente donde se armará el tiramisú. Colocar el café en un plato hondo y mojar una a una las galletitas por unos segundos, lo suficiente para que se humedezcan pero no demasiado.
- Colocar primero la base de galletitas. Luego, agregar una capa de nuestra crema. Por último, agregar el chocolate rallado bien fino. Repetir hasta llegar al tope del recipiente.
- Guardar en la heladera media hora antes de servir como mínimo.