Estoy despierta hace dos horas y media (son las siete de la mañana) habiendo abierto abruptamente los ojos tras el sueño de una tormenta inundando mi casa, el viento haciendo volar las puertas y el agua destruyendo todo a su paso.
Sin moverme un centímetro agarro el celular. Googleo, googleo, googleo. Mi historial de Google de hoy no difiere demasiado al de marzo, cuando empezó todo este maldito tema y desayunaba ansiedad todas las mañanas.
¿Qué pasa si estuve en contacto con un positivo? ¿Soy asintomática o será que me siento mal y no me doy cuenta nomás? ¿Tengo que preocuparme? ¿Tengo COVID?
No puedo pensar en otra cosa. Desde ayer esta página de Word me mira en blanco, esperando el toque de inspiración divina que me haga olvidar que capaz tengo Coronavirus y me deje escribir alguna genialidad sobre el carrot cake y lo delicioso que es, y por qué es mi torta favorita de todo el mundo.
No tengo miedo de morirme. Pero ¿cómo voy a hacer? Chau trabajo, chau súper, chau gimnasio, chau amigos, chau profe de Awi, chau mamá, hola encierro obligatorio.
Ansiosamente espero hace media hora que Juanma se baje para irnos a hacer el test. Ya ni le tengo miedo. Si me duele, lo importante es que me den rápido el resultado y sacarme esta maldita duda que no me deja concentrarme en nada.
Dios mío que se baje de una vez. Estoy a punto de irme sola caminando hasta el sanatorio.
Mi nivel de ansiedad actual: Nudo en la boca del estómago, pierna que tiembla involuntaria y apresuradamente, cosquilleo en las manos, pensamientos dispersos, boca seca. Está listo. Nos fuimos.
Ok, el test tomó literal cinco minutos. No me dolió nada. Ahora a esperar. Sentí un alivio instantáneo al hacerme, pero ahora vuelve el dolor de panza. Hice pan y bagels para distraerme porque nada como la panadería para ocupar las manos y la cabeza.
El tiempo se detuvo. Que pase ya la hora para saber los resultados. Por favor que pase la hora.
Juanma negativo. Dale que llegue mi resultado carajo mierda. Mi intestino está por explotar de los nervios. No puedo pensar en nada. Que. Llegue. El. Maldito. Mail. Mierda.
Negativo.
Respiro de vuelta. Ay dios.
Carrot cake Imprimir
30 mins
35 mins
65 mins
- Dos tazas de harina 0000
- Una pizca de sal
- Una cuchara sopera de polvo de hornear
- Una cucharita de bicarbonato de sodio
- Cuatro huevos
- Una taza y ¼ de aceite de girasol
- Una taza de azúcar blanca
- Una taza de azúcar morena
- Una cucharita de esencia de vainilla
- Un chorrito de ron o caña
- 3 tazas de zanahoria rallada
- Una cuchara sopera de canela
- Una cucharita de nuez moscada
- Una cucharita de jengibre en polvo
- Opcional: Una taza de nueces mixtas
Para el frosting de cream cheese
- 200 gr de queso cremoso tipo Philadelphia
- 100 gramos de manteca
- 3 tazas de azúcar impalpable
- Batir el aceite con el azúcar con batidora eléctrica hasta integrar.
- De a uno ir agregando los huevos y seguir batiendo hasta obtener una mezcla cremosa. Añadir la esencia de vainilla y ron.
- Mientras tanto, en otro bowl mezclar la harina, sal, polvo de hornear, bicarbonato, canela, nuez moscada y jengibre.
- Una vez que la mezcla de huevos y azúcar está cremosa, agregar de a poco la mezcla de harina. No batir, revolver de manera envolvente hasta que no queden grumos.
- Agregar la zanahoria rallada y las nueces y seguir revolviendo lentamente.
- Precalentar el horno a 180 grados.
- Colocar la mezcla en un molde enmantecado (los de silicona hacen que la tarea de desmoldar sea más fácil).
- Cocinar durante 35 minutos aproximadamente, o hasta que al meter un escarbadientes en el medio de la torta, éste salga seco.
- Sacar la torta del horno y dejar enfriar antes de desmoldar.
- Para el frosting de cream cheese batir el queso crema con la manteca (ambos a temperatura ambiente) con el azúcar impalpable hasta que no queden grumos. Una vez que la torta se haya enfriado del todo, cubrir con el frosting y decorar con más nueces.
Warning: Si se coloca el frosting sobre la torta aún tibia, éste se va a terminar derritiendo y armando un desastre. Paciencia.
