Once. Pijama party en lo de Shaska. Suena Stop de Spice Girls y seis niñas juegan a ser modelos con globos de agua metidos bajo la remera. Llaman a sus compañeros y cortan cuando atienden. Sueñan con tener novio y ser grandes.
Doce. Primera fiesta bailable. Saludo tímido con dos besos. La niña grande se manda hacer un vestido fucsia con tiritas. Se cortó las piernas peludas depilándose con maquinita y se olvidó de poner desodorante. Prometió nunca besarse con lengua porque eso era de bandida.
Trece. Se besa con lengua. Hace dieta. La única computadora de la casa se muda a su habitación llena de peluches que sigue pintada de rosa viejo con cortinas floreadas. Amanecía hablando con extraños. Su nick era majo_14, aunque tenía solo trece.
Catorce. Prueba cerveza. No sabe dónde aprendió que tomar cerveza era divertido, porque era asquerosa. Va colada a los quinces y pide sangría a los mozos. Fuma porque cree que le hace ver mayor. Se ve ridícula y sabe en el fondo. Solo quiere crecer.
Quince. Mentir, mentir, mentir, mentir y mentirse. Primera visita ginecológica arrastrada por mamá. Pocos recuerdos enterrados muy profundo. Bandida, puta, prostituta, fácil, regalada. Todo eso decían. Ella les creía. El tiempo se detuvo entre amaneceres de ojos hinchados y mensajes de texto en la clase de Ciencias.
Dieciséis. Grande para los quinces, chica para las discotecas. No pertenecer en ningún lado. Querer dejar de adolecer de una vez. Usar doble corpiño con relleno bajo la remera. Dieta de la luna, dieta de la sopa, dieta de revista TopTeen. Saltar de relación en relación. La más puta de Asunción.
Diecisiete. Primera cédula falsa. Una tal Romina de 20 años. Su signo era Capricornio. Las 3 p: puta, perra y peluda. Golpe. Golpe. Golpe. Salir para no pensar. Tomar para sobrevivir. Dormir y esperar no despertarse más.
Dieciocho. Amaneció. El fin. Algo cambió. Pronto, alguien le quiso así mismo como era. Ella se quiso así mismo como era. No sanó del todo, pero eligió seguir.
Puta, bandida, fácil, pero libre. Ya nada importó. Grande.
French toast rellena de banana y mantequilla de maní Imprimir
5 mins
10 mins
15 mins
- Dos rodajas de pan integral
- Un huevo
- 50 ml de leche
- Una cuchara sopera de edulcorante
- Una cucharita de canela
- Media banana
- Una cuchara sopera de mantequilla de maní
- Aceite en spray
- Cuatro frutillas
- Syrup sin azúcar o miel
- En un bol, batir los huevos, leche, edulcorante y canela. Reservar.
- Armar un sándwich cortando la banana en rodajas y untando la mantequilla de maní.
- Mojar el sándwich en la mezcla de huevo durante un minuto de cada lado hasta que absorba la mayoría del líquido, pero no quede demasiado blando que se deshaga.
- Calentar una sartén con un poco de aceite en spray. Cuando está caliente, colocar el sándwich de un lado y cocinar dos minutos o hasta que se dore. Dar vuelta y cocinar del otro lado.
- Servir con frutillas y syrup sin azúcar o miel.
