La quiche es una genialidad culinaria del noroeste francés, creada en la línea fronteriza con Alemania. El vocablo quiche incluso deriva del alemán kuchen, que significa pastel, y básicamente describe con sumo glamour una tarta sin tapa hecha de masa quebrada, huevos, crema, vegetales y algún agregado carnívoro como panceta o jamón. Atenti, aviso ya que a nuestra quiche le falta la mantecosa masa, la crema, la carne y probablemente la milenaria técnica francesa.
Diciembre de 2017 es el último mes de mi vida en que no seré madre.
Déjenme respirar hondo mientras proceso esa info que acabo de escupir sin pensar al mirar inocentemente el calendario.
Según la recomendación de mi profesora del curso de parto, en menos de dos semanas teóricamente debería eliminar las harinas de mi dieta. La idea es hacer una suerte de desintoxicación para limpiar los intestinos y evitar el tipo de cosas asquerosas que se imaginan que pueden pasar cuando uno tiene un bebé a lo old school. Perdón, TMI.
Yo, haciendo siempre todo al revés, en vez de engullir todas las pizzas, pastas y baguettes que pueda estos 10 días, estoy probando variantes sin harina de mis menúes semanales. OK, ayer pedí delivery de pizza también, pero desde ya estoy preocupada por mi (gracias a los dioses corta) vida sin gluten en pleno diciembre.
¿!DÓNDE ESTÁN MIS PANCITOS CHIPS, MAMÁ?!
No es una competencia de qué es más difícil, la vida sin harina o la vida sin carne (la vida sin harina, obvio) pero en un mundo con cada vez más celiacos y gente que no procesa bien el gluten, esta delicada quiche es también una suerte de regalo navideño a los más renegados de cualquier actividad social que gire en torno a la comida.
Y para quienes no tienen problemas con el gluten, ¿no les pasa que dicen “voy a cocinar algo liviano, una tartita” y se terminan almorzando la mitad, o un equivalente a 6 panes felipes y todavía tienen un chiqui de hambre al final? ¿O que dicen “voy a comprar algo tranqui al paso” y la tarta que inocentemente engullen mientras manejan termina sintiéndose a la media hora como un plato poderosamente imposible de digerir de ñoquis a la crema?
No tengo nada en contra de las tartas potentes, el gluten, la harina, ni los decadentes ñoquis a la crema, pero cuando el resultado de “restringirse” es una quiche deliciosa, fácil de hacer y livianamente celestial como ésta, no se me ocurren razones para no privarse de vez en cuando.
Quiche de puerros con masa de papa crocante Imprimir
15 mins
45 mins
Una hora
- 150 gramos de papines
- 2 cucharas soperas de manteca
- 2 mazos grandes de puerro
- 1 cucharita de nuez moscada
- 2 huevos
- 50 ml de leche descremada
- 3 cucharas soperas de queso crema descremado
- ¼ de taza de queso Fontina rallado
- ¼ de taza de queso descremado rallado
- Precalentar el horno a 180 grados. Rociar un molde para tarta con spray antiadherente.
- Preferentemente usando una mandolina o una procesadora, cortar los papines en láminas súper finas. Cubrir el molde de tarta con las láminas de papa, evitando dejar espacios ni encimarlas demasiado.
- Cocinar en el horno durante 15 minutos. Retirar y reservar.
- Lavar y cortar los puerros bien fino. Derretir la manteca en una sartén grande y saltear los puerros durante 5 minutos, condimentando con sal, pimienta y nuez moscada.
- En un bowl, batir a mano enérgicamente los huevos con el queso crema y la leche. Volver a salpimentar. Agregar los puerros cocinados, y casi la totalidad de los quesos. Mezclar bien.
- Colocar la mezcla de puerros en el molde. Aplanar y espolvorear el restante de queso.
- Cocinar en el horno durante 30 minutos o hasta que cuajen los huevos y el queso comience a dorarse.
- Dejar enfriar por completo antes de desmoldar cuidadosamente.