Las samosas son deliciosas empanadas fritas provenientes originalmente de la India. Hoy me adueñé de su exótico sabor y las transformé en unos tartines llenos de color y explosivo sabor. De paso celebro mi cumple mes 18 de haberme convertido en señora madre.
Ayer Awi cumplió un año y medio y el simple paso del tiempo me obligó a reflexionar sobre todo lo ocurrido en este eternamente largo abrir y cerrar de ojos. Recuerdo que antes de embarazarme mi mayor miedo era cambiar demasiado, dejar de ser yo, perder a esa persona que siempre conocí cumpliendo obligaciones de un rol del cual no tenía la más mínima idea.
Y tenía razón. Aplastante razón. Esa Maria José de antes ya no existe. La reemplazó una nueva versión de mí, más responsable, cansada, impaciente, con menos horas de sueño pero una madurez irreconocible para mi versión 1.0.
En esencia me siguen gustando las mismas cosas, las mismas personas y lugares. Todavía me gusta cocinar, tomar una cerveza con mis amigos y ver Seinfeld de vez en cuando. Pero la misma persona ya no soy. Ni cerca. Pero ya no me molesta tanto como cuando la idea de ser mamá era aún impensable en mis metas de vida.
Mi cuerpo ya no es el mismo, pero encontré también en este año y medio una sensación de dejarse ser, de darse un respiro, de no exigirse hasta el acogotamiento. Que porque hoy no esté en mi mejor momento significa que no estoy dando lo mejor de mí. Hoy trabajando incansablemente, siendo mamá e intentando no perder la cordura, estoy haciendo lo que puedo, lo que me sale, lo mejor que lo logro.
Cuando dejé de idealizar mi vida antes de ser madre logré superar ese sentimiento de vacío que se apoderó de mí los primeros meses de vida de Awi. Me di cuenta que no me estaba perdiendo de tanto, que la noche es oscura y me lleva a mí también al lado oscuro. Que mis amigos de verdad siguen siendo mis amigos, no nos vemos tanto como antes, pero los que quieren, están ahí, y yo los aprecio aún más porque no están siempre.
Ya no puedo pensar en volver atrás porque tener un hijo es una caja de Pandora. Una vida sin ser madre me es inconcebible. Ser madre hizo que escriba más con el corazón, que me obligue a cumplir mis sueños personales porque el tiempo es nulo. Perderse entre los vaivenes de la maternidad es fácil. Luchar por lo que uno quiere es la única salvación.
Un año y medio después, con la lactancia atrás pero aún sin haber vuelto a dormir una noche entera, estoy feliz. Siempre asustada por hacerlo todo a medias, pero intranquilamente contenta de haber llegado hasta acá sana y salva.
Samosa tartines Imprimir
15 mins
45 mins
Una hora
- 12 tapas de empanadas
- Una cuchara sopera de aceite de oliva
- Una cebolla
- Media cucharita de jengibre
- Un diente de ajo
- Una papa mediana
- Una zanahoria
- Un pedazo mediano de calabaza
- Una taza de caldo de verduras (o agua)
- Una taza de arvejas congeladas
- Una cucharita de comino
- Una pizca de ají molido
- Una cucharita de cúrcuma
- Una cuchara sopera de pimentón picante
- Un huevo
- Rehogar en un wok o sartén grande la cebolla, el jengibre y el ajo en aceite de oliva. Agregar sal, comino, ají molido, cúrcuma y pimentón.
- Cortar la papa, la zanahoria y el zapallo en cuadraditos pequeños. Agregar al wok y revolver. Cocinar durante 5 minutos y agregar el caldo o agua.
- Dejar cociendo hasta que las verduras se ablanden. Agregar las arvejas y apagar el fuego. Dejar reposar 20 minutos o hasta que baje la temperatura.
- Aceitar moldes para muffins. Colocar una tapa de empanada en cada uno y rellenar. Pintar la masa con huevo batido para dar brillo.
- Cocinar a 180 grados por 20 minutos o hasta que la masa se dore. Dejar enfriar unos minutos antes de desmoldar.