¿Shakshu-qué? Importado directamente desde lo profundo de Medio Oriente, la shakshuka vendría a ser algo así como el primo tercero vecino de la tía de la hija de los huevos rancheros mexicanos. La receta básica es sencilla; una salsa de tomate especiada, tiernos garbanzos y unos huevos cocinados directamente en la olla, de esos que orgásmicamente explotan cuando le damos un pinchazo con el pan.
Este potente yerador se disfruta hace centenares de años en Túnez, Argelia, Marruecos, Egipto e Israel, y aunque ahí suele acompañar un crocante pan pita, por hoy unas rodajas de pan de campo tostadas serán las encargadas de remojarse y transportar hasta la boca este manjar de decadente frescura picantona .
No hay momento del día idóneo para la shakshuka. Pero de verdad, como parte de un poderoso brunch, no hay resaca que aguante semejante festín de energía mañanera.
No existen restricciones para sentarse a ver una peli de noche tapadito con la olla entera en el regazo. Pero no ha sido inventado mejor momento del día para disfrutar una shakshuka que domingo a las 10 de la mañana, si se puede con cerveza en mano (es sólo para ayudar a aliviar esa resaca, chicos.) O bueno, no me quejo si tomamos una Mimosa o un Bloody Mary.
Sólo hay dos secretos para una shakshuka perfecta; cocinarla a fuego lento lentísimo ritmo tortuga corriendo una maratón, y dos, no tenerle miedo a las especias. Todavía me falta visitar Oriente y probar una purete pro maleducada tru shakshuka, pero esta versión sudaca and proud le hace un homenaje más que digno a la versión original.
Me gusta siempre citar mis fuentes inspiradoras, pero les prometo que ya no me acuerdo de dónde saqué originalmente la receta de la primera vez que cocinamos esta bomba de sabor explosivo en casa.
Así que, con ustedes, aquí va, mi adaptación latinamente poderosa de la shakshuka. ¡Que disfruten!
Shakshuka Imprimir
10 mins
50 mins
Una hora
- Dos cucharas de aceite de oliva
- 1 cebolla mediana
- 2 dientes de ajo
- 1 locote rojo
- 5 tomates medianos
- 2 cucharadas de pasta de tomate
- 1 lata de garbanzos o 200 grs. de garbanzos hidratados
- 1 cuchara de azúcar morena
- 1 cuchara sopera de paprika
- 1 cuchara pimienta cayena
- 1 cuchara de pimentón ahumado
- ½ cuchara de comino
- ½ cuchara de cúrcuma
- 4 huevos
- 1 mazo de perejil
- Calentar aceite en una olla de hierro en la hornalla. Agregar la cebolla y el ajo picados bien finos y cocinar durante 5 minutos. Luego, introducir el locote cortado en cubos pequeños.
- Condimentar con sal, pimienta, azúcar, paprika, pimienta cayena, pimentón, comino y cúrcuma. Revolver bien y agregar la pasta y los tomates cortados en cubos.
- Cocinar a fuego bajo durante por lo menos 40 minutos, mezclando con una cuchara de madera de vez en cuando para evitar que se pegue al fondo. Si la salsa se seca demasiado, agregar agua o caldo de verduras de a 50 ml.
- Enjuagar los garbanzos en un colador y luego añadirlos a la salsa, cocinándolos por 5 minutos más. Sacar la olla del fuego. También puede hacerse con garbanzos remojados la noche anterior, cocinando durante 20 minutos.
- Hacer un espacio para los huevos, y romperlos directamente sobre la sopa cuidadosamente. Sin revolver, tapar la olla y meterla a un horno precalentado al máximo por 5/7 minutos.
- Decorar con pimienta negra molida y perejil fresco. Servir inmediatamente con pan tostado o pan árabe.