Cuando uno deja de comer carne, los asados pueden volverse territorio hostil. Yo al contrario, me emociono con solo pensar en todo lo otro que rodea al fuego de la parrilla; la mandioca calentita, la ensalada de papas (de mi mamá si se puede), los locotes chorreantes con queso, y por supuesto la infaltable y matadora chipa guasu.
Nunca tuve tiempo de extrañar el asado. Siempre fui de las que se llenaban antes de tiempo con choricitos y mandioca, picoteando de aquí para allá llegando satisfecha al gran momento de acercarme a la parrilla a servirme la carne.
Quizás recuerdos de mi niñez de costillas difíciles de manipular y pedazos de tapa cuadril grasientos hicieron que nunca le de suficiente oportunidad a esta pasión de multitudes y que mi experiencia asadística gire desde siempre alrededor de los acompañamientos.
No soy fan de las etiquetas ni de decirle a nadie lo que tiene que comer. En mi mundo ideal no todo el mundo sería vegetariano, pero todos serían conscientes de lo que comen. De no desperdiciar comida. De intentar comprar de lugares donde el trato sea humanitario. De comer local y por temporada. De disfrutar cada bocado.
Hace unos cuatro o cinco años dejé de comer carne y hace poco más de un año, volví a comer pescado y mariscos. No me considero pescetariana, ni es que no puedo comer carne, es una decisión que tomo todos los días; una decisión que de paso me llevó a conocer un mundo nuevo de sabores, ingredientes y condimentos.
Sin ese cambio repentino en mi alimentación probablemente nunca se me hubiese ocurrido tener un blog de recetas.
Volviendo a lo que nos reúne aquí, les soy 100% honesta. Probablemente si voy a llevar una chipa guasu a un asado cocine éste, una bomba de queso y crema ideal para esos domingos donde la primera cervecita se destapa a eso de las once.
Esta receta de chipa guasu liviana es deli deli deli, pero con menos queso y menos grasa, o sea todo lo que es rico y engorda. A su favor, se come en cantidades industriales cualquier día de la semana y la balanza no se resiente ni un poco.
Mini chipa guasu liviana Imprimir
10 mins
40 mins
50 mins
- 1 taza y ⅔ de leche descremada
- 1 kilo de choclo desgranado
- 1 cebolla
- 3 cucharas soperas de aceite común
- 150 grs. de queso light
- 3 cucharas soperas de ricotta
- 2 huevos y 2 claras
- Aceite en spray
- Sal a gusto
- Precalentar el horno a 180 grados.
- Cortar la cebolla en cuadrados medianos y rehogar en una sartén hasta apenas dorar usando sólo sal y aceite en spray. Dejar enfriar.
- Licuar un tercio del choclo, la leche, el aceite, la ricotta y huevo. Es más fácil hacer este proceso por tandas para no forzar el motor de la licuadora.
- Una vez licuada toda la preparación, verter todo en un bowl grande. Agregar el queso cortado en trozos pequeños y la cebolla cocinada.
- Aceitar los moldes de muffin con spray antiadherente. Los moldes de silicona funcionan muy bien a la hora de desmoldar. Agregar la mezcla de chipa guasu hasta el tope.
- Cocinar en el horno durante 30 minutos o hasta que empiecen a dorarse.
- Retirar del fuego y dejar reposar 10 minutos para facilitar el desmolde.
- Pueden congelarse hasta un mes y calentarse en el momento.