Pocas cosas saben tanto a niñez como una sopa calentita de fideos y verduras. Y no la de sobre, una sopa real, cocinada con todo el sabor, color y amor de la cocina casera de mamá.
Hoy escribo sobre mi hija para mi hija.
Hola Awi, Awita, Tuti, Micky Zorrito, Aurora. Creo que nunca hasta ahora te dijimos por tu nombre, porque cada día se me ocurre un apodo que te describe mejor. Hoy, 24 de abril de 2019, no sé cuánto medís ni pesás porque todavía no te llevamos al doctor este mes, pero un año y tres meses después veo tus fotos viejas y todavía no puedo creer lo que grande que estás.
Ya caminás bastante rápido, y aunque todavía no sabés hablar, te gusta decir mamá, agua y por alguna razón susurrar papá y reírte. Tu vida es simple. Feliz, creo.
Te gusta ver la tele (quizás demasiado, eternamente nos cuestionamos con tu papá si te estamos malcriando). Te gusta Sesame Street, y a veces también ves unos dibujitos horribles que se llaman La Granja de Zenón, básicamente una terrible combinación de cumbia villera y animación berreta. Igual a vos te encanta.
Tus días se cortan con una siesta a las 2 de la tarde, aunque si nos quedamos solas normalmente preferís quedarte jugando que dormir. Tu actividad favorita es sacar toda la ropa de los cajones y estirar orejas de gatos.
Me gustaría sacarte más de paseo. Nuestro lugar favorito del mundo es el súper, donde dependiendo del día ligás una chipa o una galletita de arroz para comer mientras recorremos los pasillos charlando. Todo el mundo te habla y te sonríe al pasar. Yo también sonrío, orgullosa de tenerte de hija.
Aunque no dormís toda la noche, dormís temprano. Eso sí, todos los días abrís los ojitos a las tres de la mañana buscando tu leche. Ahora que ya tomás mamadera es un poco más fácil. Ahora que ya sos más grande en realidad todo es un poco más fácil.
No andás demasiado amiga de las frutas, aunque casi todos tus almuerzos terminan con una caianca (naranja) dulce y deliciosa. Comés pizza, guisito, arroz kesu, y casi todas las verduras que te ponemos enfrente. Esta Pascua que pasó todavía no probaste dulces, pero ya llegará su momento y vas a entender por qué decidimos esperar un poco.
Con tu papá estamos bien. No sé si será nuestro mejor momento, pero ya estamos cada vez más acostumbrando a vos. Ojalá si algún día lees esto sigamos todos juntos, felices los tres (ocho, si contamos los animales que seguro ya no estarán todos).
No creo realmente que vayas a leer esto alguna vez. Más que escribir para vos, creo que escribÍ para mí como para no olvidarme de vos ahora. El tiempo pasa rápido, la memoria se nubla y necesitaba guardar una fotografía mental de lo que fuimos.
Espero hacerte feliz. Estoy (y seguro seguiré) haciendo mi mejor esfuerzo.
Sopa de verduras y fideítos Imprimir
5 mins
35 mins
40 mins
- Una cucharita de aceite de coco
- ½ cebolla
- ½ zanahoria
- Un trozo pequeño de zapallo
- Un puñado de arvejas congeladas
- Tres ramas de brócoli (fresco o congelado)
- Un puñado de fideos
- Una taza y media de agua
- Una pizca de orégano
- Una cuchara sopera de leche
- Opcional: un poquito de queso Paraguay o Port Salut
- Calentar el aceite en una olla pequeña. Picar la cebolla bien fina y cocinar durante 2 minutos, revolviendo cada tanto para evitar que se queme.
- Cortar la zanahoria en cubitos pequeños. Agregar a la olla y cocinar durante dos minutos más. Mientras tanto, cortar el zapallo en cubos un poquito más grandes y sumar también a las demás verduras. Una vez que la cebolla se haya dorado un poquito, agregar el agua.
- Cocinar durante 15 minutos o hasta que la zanahoria se haya ablandado y el zapallo empiece a desmenuzarse.
- Añadir los fideos, las arvejas y el brócoli y cocinar durante el tiempo que indica el empaque de fideos. Condimentar con un poquito de orégano.
- Apagar el fuego y agregar la leche (que puede ser materna, ¿por qué no?) y el queso.