No sé cómo siguen de pie la sopa licuada de verduras, el arroz kesu y los panqueques de banana y avena. Es que luchar contra los fideos a la manteca, los chocolates y las milanesas es una batalla complicada. O ¿alguno de ustedes prefiere comer brócoli hervido que un mbeju rebosante de queso? Nadie.
Después de haber sido soldada de primera línea del baby-led weaning, hoy puedo decir que sirvió. Y mucho. Aunque Awi no quiera comer muchas verduras ni probar cosas nuevas como cuando era una bebita tierna de seis meses que metía a la boca lo que sea que tenga enfrente.
Tengo una hija de tres años, no un paciente monje tibetano crudivegano. No pretendo que elija la torta de avena sobre la de chocolate, pero sí que sepa que tiene que encontrar un balance entre ambas; que comer solo la de chocolate no le va a hacer bien.
Me siento malísima madre al contar esto, pero el sábado Awi vomitó de tanto comer helado, gomitas y chocolate. Para mí fue una gran lección. “Cuando uno come demasiados dulces se puede sentir mal”. A nadie le gusta vomitar. Mucho menos limpiar vomito. Pero a veces se llega a esas instancias.
Esa noche, preparando juntas una pizza, probó con el dedito la salsa de tomate. Y me dijo “Mmmm, es rica la salsa”. No es el hecho de que le guste la salsa lo que me pone contenta, es su curiosidad por probar algo que, en su idea, era yuck.
Este mac ´n cheese preparé más que nada como un aliento a mí misma. Para reafirmarme que, aunque hoy no coma zanahoria, arvejas, brócoli o naranja, nunca hay que dejar de probar, con paciencia y sobre todo con el ejemplo.
¿Por qué tu hijo va a comer verduras si nunca te ve comiendo verduras a vos? La alimentación es parte elemental de nuestras vidas; el valor de la comida casera, de sentarse en familia, de cocinar algo juntos, de cuidar y nutrir el cuerpo se enseña todos los días.
Creo que no se trata de vivir estrictamente a base de comida light, orgánica y saludable. Mucho menos de insertar la cultura del cuerpo y la dieta desde tan chicos. Nuestro cuerpo, nuestra hambre y nuestros gustos cambian todo el tiempo. Si acompañamos, enseñamos y disfrutamos del camino, el resto viene por añadidura.
Solo se vive una vez, he’i Azucar Moreno.
Mac n cheese kid-friendly Imprimir
10 mins
15 mins
25 mins
- 1/3 paquete de fideos
- Una taza y media de leche
- ¼ de taza de poroto manteca hervido
- 1/3 de taza de zapallo hervido
- Una cucharita de manteca
- Una cuchara sopera de queso crema
- ½ taza de queso rallado (puede ser mozarella, cheddar, sardo, provolone o una combinación de los quesos que tengas a mano)
- Opcional: Una cucharita de levadura nutricional
- Esta receta requiere un poco de meal prep para ser ultra rápida, por lo que recomiendo siempre tener congelados porotos hervidos y zapallo, para ahorrar tiempo al momento de cocinar. También podes preparar esta salsa y congelar en porciones para cuando necesites salir de un apuro.
- Esta receta fue pensada para el microondas, pero puede cocinarse al fuego sin problema. Cocinar los fideos en el microondas, colocándolos en un plato hongo y cubriendo con agua y cocinando durante aproximadamente 10 minutos a potencia media. Podés ir midiendo entre medio y revolviendo cada tanto para que se cocinen de manera uniforme.
- Mezclar en la licuadora la leche, el poroto manteca hervido, el zapallo hervido, el queso crema y el queso rallado. Salar. La levadura nutricional es opcional, pero le aporta sabor y nutrientes.
- Licuar hasta obtener una crema uniforme, suave y sin pedazos de zapallo ni porotos. También se le puede agregar zanahoria hervida, pero probaría primero sin, por si el niño sospecha.
- Cuando el fideo está listo, colar y agregar una cuchara de manteca. Calentar la salsa en el microondas (o al fuego) hasta que el queso se derrita bien. Mezclar con los fideos y servir con extra queso rallado por encima.