No quiero escribir sobre Coronavirus porque no quiero pensar sobre Coronavirus. Hoy, a nueve días de declarada la cuarentena, quiero escribir sobre cualquier cosa que no tenga que ver con Coronavirus.
Siempre soy positiva, alegre, fácilmente le veo el lado bueno a las cosas. Y lo fui hasta el día cinco. Y me quebré. Y no pude dormir pensando en todo lo peor. En mi mamá, mi abuela, mi Tía Teresa. En dinero. En nuestro país devastado. En muerte.
Cerraba los ojos y no podía parar. No dormí. No podía soltar mi celular.
Al día siguiente, anduve como fantasma cumpliendo lo mínimo que tenía que hacer aplastada por un nudo en el estómago que apenas me dejaba respirar. Cada vez que me llegaba una notificación de Whatsapp el nudo se ponía más tenso con alguna estadística o video devastador.
Hoy ya no quiero sentirme así. No quiero que nadie se sienta así. Y había pensado que no iba a escribir este post porque no es un escrito positivo ni informativo, no ayuda en nada. Es egoísta, es solo un descargo personal.
Después pensé un poco más, y cuando todo este cuento del virus sea cosa del pasado, quiero recordar cómo se sintió. Más que nada para detenerme, respirar, y apreciar las pequeñas cosas que siempre di por sentado.
A mi mamá y mi tía y los almuerzos de sábado a los que tantas veces no quiero ir por pereza, a las idas al parque con pocas ganas con Awi, a salir con Juanma a tomar una cerveza o comer algo rico, aunque nos hayamos peleado por una boludez. Incluso lo más tonto, como ir de paseo al súper o estar varada en el tráfico escuchando música a todo volumen.
Aprovechemos este tiempo para ser agradecidos y cuidarnos. Para conectarnos con nosotros mismos y la gente que nos rodea. No está mal mantenernos informados, pero alejarse un poco de las redes sociales hace bien. Apagá las noticias. Un rato. Hasta recuperar la tranquilidad.
Yo sé que vamos a salir de esta, aunque a veces me lo tenga que repetir doscientas veces para creérmelo yo misma. Fuerza.
Chipitas de zapallo Imprimir
15 mins
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30 mins
- Tres tazas de almidón de mandioca
- 4 huevos
- 250 gr de Queso Paraguay
- Media taza de leche
- 100 gramos de manteca
- 1 cucharita de anís
- Una cucharita de sal
- 100 gr de zapallo hervido
- Una cuchara sopera de chía
- Una cuchara sopera de sésamo
- Antes que nada, esta receta puede hacerse con masa de chipa comprada del super y simplemente mezclar con el zapallo y las semillas, agregando almidón hasta que la masa quede suave y no se pegue más.
- En un bowl mezclar la manteca cortada en cubitos con el queso desmenuzado y el almidón. Hacer una especie de arenado.
- Agregar los huevos, el zapallo hecho puré, la sal, el anís y las semillas.
- Amasar hasta conseguir una masa homogénea. Ir agregando más almidón si hace falta hasta que la masa deje de estar pegajosa.
- Armar formas con moldes o con las manos. Cocinar en horno a 180 grados por 15 minutos o hasta que apenas se doren.
