Primero y antes que nada, gracias a los dioses climáticos por esta temperatura asombrosamente soportable en esta época infernal del año. No hubiese sido posible disfrutar como se debe esta sopa de locotes y tomates ahumados sin su humilde colaboración. Ahora a lo nuestro.
Comer para dos, comer por dos… ¿Por qué será que en el embarazo de un día para otro hasta el vecino se preocupa por cuántos kilos subiste, lo que podés o no podés comer, si tu panza es muy grande o muy chica o si estás consumiendo todas las proteínas que necesitás?
A veces es difícil mirarse al espejo y encontrarse con un cuerpo tan distinto al de hace 7 meses. Y a pesar de que en mi caso no hubo un aumento terrible de peso y me mantuve bastante saludable hasta el momento, hay días donde es difícil que absolutamente nada te entre. Y salir a caminar y no poder correr con rabia para liberar el estrés del día. Y estar en una fiesta (las pocas veces que aguantás hasta esa hora) y querer bailar pero que la espalda te diga “Tarada, bajá un cambio y andá a dormir” o que incluso subir unas escaleras sin terminar jadeando resulte absolutamente inalcanzable.
Y mirá que ni siquiera me digno a entrar en las inseguridades reales, las que me hacen dudar del futuro, de mi capacidad, de cómo voy a hacer con el trabajo, con mi vida personal, con la nueva yo con la que me encuentro todos los días frente al espejo.
Admito que más de una vez en la vida me encontré en un borderline problema con la comida, por ser demasiado exigente conmigo misma y ponerme metas inalcanzables. El año pasado dejé de pensar en kilos y busqué un cuerpo más saludable, fuerte. Mis metas se convirtieron en hacer más sentadillas, poder alzar cosas más pesadas, correr un poquito más sin quedarme sin aire. Y de pronto (dos meses y medio tarde) me doy cuenta que estoy embarazada.
Y el gimnasio se convirtió en un lugar hostil, lleno de preguntas capciosas, de ojos que observan y personas que sin mayor intención que juzgar preguntan “¿acaso vos deberías estar haciendo esto?”
Con mi pelota, colchoneta y Youtube como nuevo partner y coach de gimnasio, hoy una vez más mis metas son otras. Aunque mi vanidad me gane más veces de las que me gusta admitir, pienso en este ser extraño que vive en mí, que depende de mí como nunca nada antes dependió de mí.
Y bajo un cambio. Y agarro esa fruta en vez de la barra de chocolate. Y me quedo en casa cuando mi cuerpo me dice que necesita descansar. Y hago ese yoga kaigue de mañana, a veces con menos ganas que ir al colegio un día húmedo de invierno.
Eso sí, siempre al terminar las patadas de Aurora me hacen saber que me agradece, que está ahí y que siente ese esfuerzo que hago por su bien. Que al final, este cuerpo ya no es mío (literalmente) y que todo este torbellino de emociones, quizás superficiales pero emociones en fin, son sólo parte de este proceso para el que nada en el mundo puede prepararte.
Perdón si al final en este post hablé (y mucho) sobre cualquier cosa menos comida. Eso sí, esta sopita, calentita y llena de vida, es un manjar delicioso que cualquier humana, madre, no madre, embarazada o con antojos de puro antojuda se merece disfrutar.
Y por si no lo digo lo suficiente, gracias de verdad por leerme. *llora.
Sopa de tomates y locotes ahumados con crotones Imprimir
5 mins
40 mins
45 mins
- 4 tomates medianos bien maduros
- 4 locotes rojos
- 2 cebollas
- 1 cabeza de ajo
- 1 chorrito de aceite de oliva
- 200 ml. de leche (puede sustituirse por leche de almendras o de coco)
- 1 cuchara de azúcar morena
- 1 cucharita de pimentón ahumado
- 1 cucharita de paprika
- 2 rodajas de pan de molde
- 1 cuchara de ajo en polvo
- 1 cuchara de perejil en polvo
- 2 cucharadas de aceite de oliva
- Albahaca para decorar
- Colocar los tomates, locotes, cebolla y ajo en una placa para horno. Combinar en un bowl pequeño el aceite de oliva, pimentón, paprika, azúcar, sal y pimienta y rociar las verduras con la mezcla.
- Cocinar a 180 grados por 40 minutos, dando vuelta a la mitad del tiempo.
- Durante este tiempo, colocar el pan cortado en dados en otra placa para horno. Condimentar con aceite de oliva, ajo y perejil. Cocinar en el horno durante 5-10 minutos hasta que el pan esté apenas dorado. Reservar.
- Retirar las verduras del horno y dejar enfriar. Con cuidado, pelar los locotes y aplastar la cabeza de ajo con las manos para retirar la pulpa.
- Licuar las verduras con leche, y si la sopa resulta muy espesa, agregar agua de a 50 ml hasta lograr la consistencia deseada. Rectificar la sal y pimienta.
- Servir la sopa calentita con la mitad de los crotones y unas hojitas de albahaca para decorar.
